El jueves 27 de abril el equipo que conforma la tribu
“Pata de perro” organizó la sesión para que en esta se trabajara la
interpretación de imágenes y para que los niños asistentes cayeran en cuenta
que el leer no se limita a un simple acto de desciframiento de letras.
Llegamos según lo acordado: 15 minutos antes de la
sesión. Nos reunimos fuera de la casa hogar para afinar y repasar detalles. Al
ingresar nos recibieron un par de mujeres –¿Vienen de Letra Uno? Nos dijo a
manera de saludo. Adentro el pastor al teléfono nos apuntó el rumbo de nuestro
ya conocida sala de trabajo.
Algunos de los chicos que se encontraban en la
planta baja nos siguieron. Al principio se sentaron como quince niños,
unos iban y venían y otros
permanecieron con nosotros a lo largo de toda la actividad. Esta
ocasión dada la cantidad de niños se hizo más notable su diferencia de edades,
pues había desde 3 ó 4 años (uno de ellos, muy inquieto, se orinó en los
pantalones antes de comenzar con la actividad del libro) hasta 16,
aproximadamente.
Comenzamos con el repaso de las reglas de
convivencia de nuestra dinámica y los nombres de cada uno de los asistentes, en
esta parte, hay que decirlo, estuvieron muy dispersos puesto que no había mucho
interés por lo que decía el otro. Continuamos con la presentación de nuestra
bandera de tribu, y cada uno de ellos pasó a pintar su mano como una huella de
pertenencia al grupo.
Para el control de la disciplina, y sobre todo,
para el mejor desarrollo de la actividad se les hizo hincapié en que su asistencia
a nuestra actividad es de forma voluntaria y sí ellos no deseaban estar ahí era
mejor que salieran de la sala y dejaran a los interesados, así que tras esta
aseveración como tres niños se fueron escurriendo discretamente por la salida.
También nos apoyó un niño “grande”, como de unos 16 años (no recuerdo su
nombre), que supusimos al orden del pastor, se mantuvo en la ventana al
pendiente de actividad y compañeros.
Al momento de la presentación del libro los niños
se tranquilizaron y se pudieron enganchar al contenido gracias a los
cuestionamientos guía de la actividad. Y aunque no llegaron a ser ordenados a
la hora de participar la mayoría de ellos, chicos y grandes, se inmiscuyeron
con la sucesión de imágenes de Trucas. De esta forma, pudimos construir entre
todos -rescatando las frases más precisas o ingeniosas- una narración escrita
del libro.
Como cierre de actividad, leímos el cuento, y
además otro niño improvisó oralmente su versión. También les pedimos sus
impresiones de la dinámica y les preguntamos su preferencia por algún tipo de
temática en especial para tomarla en cuenta en las sesiones siguientes.
Finalmente, a manera de despedida, unimos
nuestros pies y formamos un círculo como símbolo de equipo (Patita de perro).
Nos despedimos de los chicos y del pastor (Ceci le
agradeció que nos enviará un chico a
monitorear la disciplina). Rumbo al estacionamiento los miembros del equipo
intercambiamos impresiones; en general, coincidimos con las dificultades para
mantener el orden y las carencias o condiciones que entorpecen el desarrollo de
nuestras actividades, pues especialmente, esta ocasión, los niños estaban muy
sucios e incluso en la sala se concentraban ciertos olores desagradables.
No obstante, podemos afirmar alegremente que justo
en la parte que más nos interesa, como lo es el acercamiento al libro y a la
lectura, nos fue bastante bien, debido a
que nuestros asistentes colaboraron activamente en la lectura. Quizá -y esto es
ya reflexión individual- sería bueno remarcar la diferencia entre las “clases”
que ellos tienen de manera obligatoria y nuestra propuesta del goce y disfrute
de la lectura.
EQUIPO:
Ceci Márquez
Oscar Rivas
Mirnha Ramírez
Vanessa Cabuto (Autora)
Karla Delgado (Coordinadora)
Karla Delgado (Coordinadora)








